lunes, 10 de septiembre de 2012

¿Y qué es preciso hacer para ver esa diferencia en la vida?






Manifestar la fe clara y objetivamente.
La fe sobrenatural es el único canal de comunicación entre la criatura y el Creador. Ese tipo de fe trata de una actitud en relación a cada Promesa de Dios.
Ella por sí sola ya exige manifestación, disposición, entrega y dedicación de la vida debido a su naturaleza Divina.
No hay cómo manifestar esa fe sin una actitud concreta.
Al ser abordado por dos ciegos Jesús preguntó:
“¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor.
Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.” Mateo 9:28-29
Eso muestra que la manifestación del Poder de Dios está sujeta al acuerdo de la fe de cada uno.
Antes de curarlos, Jesús primero les preguntó si creían.
Él podía curarlos, sin embargo, ellos tenían que corresponder con la fe. Caso contrario, es lo mismo que nada.
El cumplimiento de las promesas está sujeto a la mínima certeza de cada uno. Las bendiciones son gratuitas, pero Dios exige la fe materializada.
Jesús perdona al pecador, pero este tiene que abandonar el pecado. O sea, hay perdón, pero su concreción depende de que el perdonado sacrifique el pecado. Eso se llama arrepentimiento.
Es así como funciona la fe sobrenatural.
“Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a Mi alma.” Hebreos 10:38
Si no hubiese necesidad de la fe práctica, los cristianos se relajarían y perderían la guerra diaria contra el infierno.
Debido a esto, es necesario presentar la demanda, alegar las razones, pedir, buscar, golpear, orar, ayunar, en fin, desarrollar la fe.
Para que Abraham haya tenido una vida diferenciada necesitó obedecer día tras día; lo mismo sucedió con los demás héroes de la fe del pasado.
Ahora, ¿sería diferente hoy en día?
Quien quiera tener una vida diferenciada de la de los demás tiene que mostrar la diferencia de su fe.
De lo contrario…
El voto de la fe es exigencia de la propia fe.

“Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no Lo sirve.”
 Malaquías 3:18

miércoles, 27 de junio de 2012


                                                                                                                                                                                             
                         REUNIÒN DE OBREROS EN BRASILIA-BISPO SERGIO CORREA

lunes, 4 de junio de 2012


Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que use bien la palabra de verdad.  (2 Timoteo 2:15).

 Es importante ser aprobado por los demás, pero es más importante ser aprobado por Dios, porque él puede realmente aprobarnos o reprobarnos. Dios está buscando hombres y mujeres que pasen las pruebas y batallas que diariamente se nos presentan. A Dios le conviene tener entre sus hijos y siervos hombres que no tiren la toalla aun en esos momentos difíciles, que saquen fuerzas de donde parece que no hay.

Procura con Diligencia - Tú como hijo o siervo de Dios debes esforzarte día a día para no ser reprobado en las pruebas que diariamente llegarán, cada vez que tú eres probado es indicio de que estás como candidato a ser promovido a un nivel superior, una prueba es un tiempo de rompimiento, un tiempo de crisis, pero solo tú decides cómo la pasas, si tu actitud es de quejas y de reclamos, estás mostrando que no estás listo, pero cuando te gozas en medio de la prueba, cuando le das gracias a Dios por lo que te ocurre y te levantas en oración, estás mostrando gran destreza para ser aprobado, no solo por Dios sino también por los demás. Ejemplo de Jesús en el desierto.

No tiene de que avergonzarse - La vergüenza es un resultado de una conducta, si tú mantienes infidelidad a tus palabras, o has faltado a un compromiso, o has actuado de manera inmoral o anti-ética, seguro vas a sentirte avergonzado, de esto le habla el apóstol le recomienda que se cuide de no dar de que hablar, hay personas que no entienden que su integridad es lo que los sostendrá en toda circunstancia adversa. No avergonzarse requiere un trabajo de perseverancia, recuerda que los demás te están observando, el mundo hoy busca modelos de integridad, todos buscan en quien confiar, y que mejor que pongan la mirada en nosotros y sigan nuestros buenos ejemplos. Si hoy sabes que hay cosas del pasado que te avergüenzan, debes renunciar a todas las secuelas que queden de eso, pídele perdón a Dios y a las personas que hayas agraviado y levanta tu mirada y no sigas avergonzado, pero si estás en una circunstancia de pecado,  seguro te estarás sintiendo avergonzado, rompe! Ese pecado y sigue a la siguiente prueba que te llevará a un nuevo nivel.

Que usa bien la Palabra de verdad -  Hoy en día muchos predican, pero nosotros los hijos de Dios debemos  apegarnos  a los principios y órdenes que se establecen en la palabra de Dios, hay personas que distorsionan la palabra, Usar bien la palabra significa también no tomarla a mi modo para mi conveniencia. Ser aprobado por Dios requiere esfuerzo, cuando uno muere por lo general escriben algo en la tumba, una frase que describa la persona que fuiste en la tierra,  vive de tal manera que se escriba de ti “fue un obrero aprobado por Dios”.






viernes, 1 de junio de 2012



“¿Cómo puedo tener certeza de que soy un verdadero siervo de Dios?”

Respuesta:

Por la sumisión, dedicación y servicio total de su vida a Dios. El Señor Jesús solamente es Señor de aquellos que Lo sirven. El Espíritu Santo solamente es Señor de aquellos que obedecen Su voz. ¡Siervo es aquel que sirve! Los frutos y los dones del Espíritu Santo son consecuencias de una vida dedicada al Señor Jesús.

Es verdad que los siervos de este mundo, para tener sus derechos y privilegios garantizados, son obligados a cumplir ciertas exigencias de sus señores. Pero los siervos del Señor Jesús no se preocupan con derechos o privilegios porque el solo hecho de servirlo ya es es la mayor gloria de sus vidas.

Servir al Señor Jesús es el privilegio más glorioso del mundo. Muy pocos, infelizmente, son los que  participan de esta gloria,  sin embargo sus participantes son honrados por el propio Padre, conforme dice el Señor: “…Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.”, (Juan 12:26).